diciembre 1, 2015

Alimentación en la Vejez

Debemos tomar conciencia de que las personas mayores muestran una serie de cambios respecto a las edades anteriores. Aunque existen diversas teorías que intentan explicar el fenómeno del envejecimiento, la genética es un factor importante, aunque también influyen factores externos como la alimentación, clima, estilo de vida, etc.
Envejecer supone cambios a nivel funcional, fisiológico, social, morfológico y psicológico. Los factores psicológicos, sociales y ambientales van a influir en gran medida en la alimentación de la persona mayor. El aislamiento y la soledad son factores de riesgo nutricional.

 
EFECTOS FISIOLÓGICOS EN EL ENVEJECIMIENTO
La vejez se acompaña de una pérdida de masa muscular y un aumento de masa grasa (por la pérdida de la capacidad de metabolizar lípidos), así como de una disminución de la masa ósea y del compartimento acuoso extracelular.
Los problemas dentales, una disminución en la producción de saliva por atrofia de las glándulas salivares y la afectación en los mecanismos de deglución conduce a comer alimentos triturados, o bien alimentos de textura blanda con la consecuente disminución de la ingesta de alimentos con un alto valor nutritivo, como carne, frutas, determinadas verduras, frutos secos, etc.
En el intestino, el número de células y por lo tanto la superficie de absorción, disminuye con la edad, por lo que hay una disminución en la absorción de vitaminas y minerales.
La producción de ácido clorhídrico por parte del estómago también disminuye, por lo que se presentan problemas de digestión a la vez que desciende la absorción del hierro, ácido fólico y vitamina B12.
Se presentan situaciones de estreñimiento debido a un relajamiento de la mucosa del colon, falta de ejercicio y de fibra en la dieta debido a problemas de masticación.
A medida que aumenta la edad, a partir de los 40 años empieza a disminuir el número y el tamaño de las unidades excretoras de los riñones. Hay una disminución de la filtración glomerular, del flujo de sangre que llega a los riñones y de la capacidad excretora tubular. Se presenta también una disminución del gasto cardíaco basal y de la conducción nerviosa, por lo que desciende el aporte de oxígeno en los órganos y tejidos.
El aparato locomotor también se ve afectado. Los huesos pierden densidad (osteoporosis), principalmente en la columna y, como consecuencia, existe una mayor propensión a las fracturas óseas.
Asimismo, los mecanismos homeostáticos del agua en las personas mayores se ven alterados, por lo que las personas mayores pueden deshidratarse con mayor facilidad.

Bibliografía: Manual práctico de nutrición y dietoterapia Eulália Vidal García